Empiezo diciendo que desde chiquita fui una ilusa, que en mis años
tiernos vi tantas películas de Disney, que terminé creyéndome la historia del
príncipe azul con caballo blanco, rumbo hacia el arco iris en donde me esperaban
un castillo y un final feliz.
Luego, a medida que fui creciendo, me empecé a identificar cada vez
menos con la doncella desvalida y simplemente un día al mirar el reflejo de mi
rostro, entendí que era más parecida a la bruja del cuento (Aclaro que nunca dije: espejito, espejito), lo cual me pareció bueno porque además de bonita e
inteligente, tenia poderes mágicos y si alguien me caía mal, sencillamente le
mandaba una manzana de aquellas… esas que dan dolor de estomago.
Mi historia iba muy bien, hasta que cumplí 30 años, ya que de repente
todas las amistades y enemistades a mi alrededor, tenían marido, prometido o
como mínimo novio, menos yo. Y aunque me importaba un pepino, al resto del
mundo le parecía una tragedia griega. Fue entonces cuando me di cuenta de las
consecuencias de volar en escoba.
Afortunadamente nunca albergué falsas ilusiones, pues en vez de tener
zapatillas de cristal, me puse unas botas de súper heroína que en algunos
momentos de mi vida fueron buenas para tener los pies sobre la tierra. Por
tanto deduje que no soportaría a un tonto hermoso, así fuera dueño de palacios,
espadas o unicornios, porque sencillamente no es mi tipo.
Lo preocupante es que varias mujeres a pesar de no cumplir con el perfil
de damisela en apuros, siguen teniendo una gran imaginación, pensando que en su
vida aparecerá “el príncipe”.
Me da hasta pena decirlo, pero las veinteañeras nos cogieron ventaja y
deberíamos aprender de esas culicagadas que abrieron su abanico de
posibilidades, por ejemplo: Al vampiro con carisma y copete rebelde, o al
vigoroso hombre lobo (Así deje la cama llena de pelos).
Finalmente analizando el comportamiento de todos los personajes del
cuento, descubrí que nada es como parece, o tan radical como uno cree, pues en la vida real no todas las princesas
llevan corona, ni llegan a reinas. Pero una cosa si es segura, y es que en
tiempos modernos, a una bruja se le llama: Soltera.
FIN
@SolteraDeBotas
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Imágenes:
Blancanieves
Versión Pop Art by Fulvio 84
Bruja
malvada Disney