martes, 26 de junio de 2012

Que le diría a mi primer novio si lo tuviera en frente


Hace algunos días recibí un e-mail del que fuera mi primer novio, sobra decir que han pasado muchos años desde la última vez que lo vi. Recuerdo que mi cabello apenas estaba creciendo porque recién me había tusado y lo tenía pintado de rojo, también me encontraba despechada … no porque estuviera triste por la ruptura sino porque en aquel entonces no tenia busto, ni la personalidad que tengo ahora.  Si hubiera sido más fuerte en esa época, ese tipejo no me la hubiera montado como lo hizo.
En el mensaje que me envió, expresaba sus ganas de saludarme y saber de mi vida, Y bueno.. le quisiera decir que agradezco mucho que se acuerde de mí, pero la realidad es que no me interesa verme con El y mucho menos recordar viejos tiempos… En conclusión el sentimiento NO es mutuo.
Más sin embargo me encantaría expresarle algunas cosas o en este caso escribirlas, por si algún día de casualidad encuentra mi blog.
Para mi primer amor o debo decir mi primer horror?
Eres esa parte de mi pasado que tenía guardada en el cuarto útil (O inútil), debajo de las cajas de zapatos , libros viejos y algunas cosas que ya no uso como los patines de 4 ruedas, pero que de alguna forma así estén escondidas en lo profundo del subconsciente, todavía siguen siendo parte de mi vida.
Realmente no entiendo para que quieres verme y si la excusa de una propuesta de trabajo es real o solo un pretexto.  No sé si recibiste un golpe en la cabeza, ya que podría pensar que sufres de amnesia, y en vista de que no recuerdas el terremoto que causaste, quisiera refrescarte la memoria contándote lo tormentosa y traumática que fue nuestra relación.  Y con esto no pretendo dármelas de víctima y echarte toda la culpa, pues también yo tuve mi parte y todo esto me pasó por ingenua pero sobre todo por boba.
Ya ha pasado más de una década, y en tu defensa podrías decirme que has cambiado, quizás te volviste Testigo de Jehová o Mormón pues Dios hizo el milagrito y te sanó el cerebro y decidió ponerte un corazón ( Igual que al muñeco de hojalata en el Mago de Oz)… o simplemente un día maduraste. Si alguna de estas cosas sucedió, me alegra por ti y por los que te rodean … Pueden estar a salvo.
Podríamos tomarnos un café, para contarte que mi voz, esa que tanto dolor de cabeza te causaba, años después en algún concurso de canto, unos jurados decidieron darle el primer lugar. O reírnos de cuando te quejabas porque yo era muy flaca, ummm si me vieras ahora,  aunque no soy Yayita (La de Condorito) me he convertido en una mujer bastante atractiva…. Mejor dicho sin modestias!! Estoy buenísima.
El recordarte me hace sentir como esa niña de las películas de suspenso que no se atrevía a mirar el armario de noche, ya que podía aparecer el Ogro que habitaba allí… Creo que entendiste la indirecta bien directa, ese mounstro eras tú.
Aclaro que te he perdonado, esto es un simple ejercicio de catarsis y ojalá tu vida sea maravillosa y prospera.  Pero no soy de piedra y si bastante humana, por eso a veces es inevitable que un poco de rencor se escape del pasado y me perturbe por algunos instantes el presente, pero a la final elijo ser feliz y decido sacarte del cuarto útil, directo para la caneca de basura,  porque los recuerdos que no sirven… que no estorben. 

@SolteraDeBotas
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martes, 19 de junio de 2012

¿Y quién dijo que hay algo normal?

 Blogger Invitado

He de decir, antes que nada, que ni soy soltera ni soy devota. Que mi soltería la perdí hace un poco menos de cinco años y que mi fe en cualquiera-sea-el-dios se escapó un poco después de perder mi virginidad… y que dicha fe se fue transformando por mi fe en encontrar el hombre indicado.

He de declarar también que soy loca y que, aunque no se me note, la maricada venía desde muy chiquito (incluso mucho antes de que supiera que este último diminutivo se podía, a mi favor, muy bien utilizar y disfrutar). Y es que los síntomas siempre fueron claros. No señores, no esos  síntomas clichesudos de preferir manipular el Ken de mi hermana antes de salir a jugar fútbol con mis primos. Ese cliché no es universal, ya que conozco a muchos futbolistas buenos mozos que nunca jugaron con muñecas, pero que adoran retozarse con otros tipos igual de nalgones y piernones.  Me refiero a que lo tenía claro, desde cuando llegaba del colegio y encendía el televisor para ver Marimar con el único propósito de deleitarme con el pecho velludo del “testosteronudo”  Eduardo Capetillo. También hablo de ese otro cliché de fantasear con el compañero de pupitre, esperando que no se entere de que a ti te gusta mucho y de utilizar el mismo tipo de calzoncillos blancos ajustados que él usa (y que le marcan el paquete magistralmente), porque es la única manera de tener algo de él cerca de tu no-del-todo desarrollada entrepierna. O ese otro de inventarte novias que luego tienes que esconder en los vericuetos de las mentiras y de las excusas, escribiendo falsas cartas o enviándolas a países lejanos, declarando su trágica muerte por no haber soportado la distancia de un dramático amor adolescente. Y bueno, está bien… también jugué con muñecas.

Pero como les digo, lo loca no se me nota. A mí lo que me delata es la mirada braguetera. No soy un botapluma amante de las ombligueras y del pasito quebrado. ¿Y si lo hubiera sido qué importaría?  Fui durante mucho tiempo el prototipo del marica nerd, ese que se escondía detrás de los libros y de Dios para evadir su pulsión sexual. Durante otro tiempo llevé sobre mis hombros las características de la marica puta, esa que de vez en cuando (de hecho, muchas veces en cuandos) se iba a tirar a saunas y clubes de dudosa reputación y a levantar en “cruising” porque así era más fácil hallar un polvo. Ahora cumplo con el estereotipo del gay intelectual que, después de conocer las bondades del gimnasio y de la camiseta apretada, levanta lo que nunca levantó cuando era pollo: ese tipo de gay vanidoso que carga con la paradoja de no salir a la calle para no enamorar a más gente y que de seguro habría querido salir del clóset mucho más temprano para haber tenido aunque sea un noviecito colegial. Ese gay churro-académico por el que las compañeras de trabajo exhalan un suspirado “lástima que sea gay”. Y como uno es resultado de todo su pasado, de todo eso conservo con mucho orgullo lo nerd, lo puta y, ahora, lo muy agraciado.


También declaro que no soy el gay que acostumbra  a ir a las marchas del Día del Orgullo. Lo he hecho, he llevado la bandera multicolor en medio de la multitud curiosa o morbosa, pero no es mi plan favorito. Y no es porque no esté orgulloso de mi mismo, es porque a veces creo que eso es una especie de circo, donde se reafirma lo freak como espectáculo. Como si lo gay fuera el único sinónimo de colorido, como si no hubiera homosexuales sombríos o como si en este mundo realmente alguien pudiera ser “normal”. Considero que la pelea está en otros espacios: en el salón de clases, por ejemplo, donde como profesor debes nombrar las cosas sin ruborizarte y hacer de todo esto algo sin importancia, algo de lo que no hay que armar escándalo. Porque ser gay no debería tener nada de raro, no debería ser entendido como algo marginal ni enfermo ni tampoco extraordinario. Es algo que ni siquiera deberías percatar, pues porque acá no hay nada que te haga más o menos, nada que te haga bueno o malo.  Ahora bien, lo que si llevo siempre es una manilla de color morado-divino que me regaló un amigo militante. La manilla no está a favor de la homosexualidad, sino en contra de la homofobia, porque cualquier forma de discriminación sí es una soberbia enfermedad.

A mí que me discriminen por ser muy bello, ¿Pero por ser gay? Si a nadie tiene que interesarle a quién meto en mi cama, con quien tiro en la ducha o quien me echa un polvo en mitad de la sala. A nadie le interesa (Excepto a los hombres con los que me he acostado y a los hombres con los que me queda por acostarme) si soy pasivo, activo o rosca universal. A nadie le interesa si aúllo, gimo, suspiro o si siempre pido más. A mí que me discriminen por ser bello, pues porque el que discrimina no lo es tanto; porque el que discrimina debería preocuparse más por la astilla en su ojo que por la viga que por ahí les meten a los demás.

Ahora me encuentro casado más que cazado. Y entiéndase casado como “Construyo un bello hogar con un marido y dos gatos”. Y es un hogar que no tiene por qué molestarle a los demás. Siempre soñé con el príncipe azul (bien latino, trigueño, de mi estatura, muy a lo Eduardo Capetillo pero sin tanto pelo) y el destino me castigó con un príncipe rojo que tiene un corazón proporcional a su estatura de casi dos metros, que aunque no era mi tipo, superó todas mis expectativas del hombre indicado. No sé si sea el hombre para toda la vida, pero en este momento sí quiero que así lo sea. Y si no lo es para toda la vida, que sea bueno para los dos mientras dure. Porque finalmente, lo importante es la felicidad, pues a este mundo se vino a todo, menos a sufrir. Y eso es lo que deben entender los que discriminan.

Juan Fernando Cáceres J.
Artista Plástico

miércoles, 13 de junio de 2012

Soltería para Dummies




A un par de gringos que eran expertos en ganar plata, se les ocurrió la brillante idea de crear libros para los inexpertos, en cualquier tema o cosa que se nos pudiera pasar por la cabeza: Cocina para dummies, inglés para dummies, yoga para dummies, piano para dummies, sudoki para dummies, iPod para dummies, entre otros miles de títulos más.

Y no creas que esta importante franquicia me contrató para escribir Soltería para Dummies, simplemente de forma hipotética imaginé que si existiera un libro de estos, se podría ayudar a muchas buñuelas en el tema.  Vale la pena aclarar que leyendo este Post no vas a dejar de ser “Dummie”…  (En realidad necesitaríamos varias páginas) más sin embargo, si alguna cosita de lo que analices aquí, te queda sonando en la cabeza esto ya será un gran avance.

Lamentablemente a muchas mujeres nos inculcaron el cuento de hadas y la respectiva búsqueda del príncipe azul, a sabiendas que no vivimos en la tierra encantada, que además no residimos en un castillo y mucho menos somos princesas (Algunas parecemos más brujas). Por eso el tema de la soltería se hace difícil cuando no estamos acostumbradas y creemos necesitar de alguien para poder sentirnos bien.

Si tienes estándares muy altos y todavía esperas a ese Príncipe Encantado, o si eres menos exigente y aspiras que toque a tu puerta el Chayanne Emilio de la vereda más cercana, la invitación es que mientras aparece el uno o el otro, disfrutes el estar soltera.



El tiempo de las abuelitas ya pasó:
Hace muchas décadas, una mujer debía estar casada antes de los treinta sino era considerada candidata a monja, dichas convenciones sociales se manejaban por la dependencia económica y estatus que daba el hecho de tener un marido.  Pero si echamos un vistazo al calendario, nos daremos cuenta que vivimos en el siglo XXI y eso es bueno recordárselo a la gente, pues las féminas de hoy tenemos una vida laboral, social, cultural, ETC, ETC.  Por tanto no es obligación estar casadas, ni tiene nada de malo lucir el dedo sin un anillo de compromiso.

La felicidad viene de adentro:
Si somos inestables emocionalmente o inseguras, así tengamos a un Johnny Depp a nuestro lado, probablemente no lo vamos a poder disfrutar.  Hay personas que piensan que tener compañía es sinónimo de felicidad y que la soltería es amargura… Pero créanme cuando les digo que conozco chicas con novio que son infelices y que se sienten muy solas a pesar de tener pareja.  El mejor estado civil es la paz interior, si estamos bien con nosotras mismas, no importará si somos solteras o casadas pues apreciaremos cualquiera de las situaciones.

Mientras llega el correcto, gózate a los incorrectos
Si en medio de la realidad, todavía sigues empeñada en encontrar a ese hombre de tus sueños… te felicito por tu optimismo.  Pero también te recomiendo que mientras llegas a la anhelada meta disfrutes de aquellos personajes que encuentras en tu camino,  ya que pueden surgir buenas amistades, tal vez una noche de copas una noche loca que te sacuda el cuerpo.  La actitud del aquí y el ahora, es comprender que el pasado ya se fue y que en el futuro no sabemos que sucederá, por eso vive el presente sin culpas!

Disfruta de TU tiempo libre
Por lo general cuando tenemos novio, siempre estamos atareadísimas y descuidamos un poco a los amigos y a la familia, vivimos en las nubes pues estamos ensimismadas en la etapa de enamoramiento. Cuando llega la soltería es obvio que estaremos más “libres” por no decir desocupadas, por tanto seria bueno reivindicarse con aquellos que abandonamos, pero sobre todo con nosotras mismas. Es importante programar salidas con las amiguis, ir a cine o departir al calor de unos cocteles,  y si tienes ganas de aprender Tai Chi, pintura abstracta o peluquería canina… simplemente hazlo.

Soltera NO desesperada
Algunas mujeres al no querer estar solas, salen con individuos que no les gustan y que ni siquiera son su tipo, pues según su pensamiento dependiente es preferible dicho sujeto a nada.  Aquí vale la pena decir que las relaciones fruto del desespero están destinadas a fracasar,  en lo personal nunca saldría con alguien que no me genere fuegos artificiales cuando lo beso.   Además ninguno merece que lo cojan de marrano o de escampadero, sería una embarrada con el pobre tipo si se llega a ilusionar.                                            
(Recomendación: Las mejores amigas no deberían planear citas a ciegas… Ojala se inventen una ley que lo prohíba !)

Como dije antes, la soltería tiene tanto contenido que un artículo no será suficiente para profundizarlo, tal vez haga falta una enciclopedia completa (O un blog jejeje).  Y ahora que analizo bien la cosa, llego a la ridícula y obvia conclusión que la vida no es teórica y que la experiencia no se adquiere en un libro para Dummies.

Obvio  que continuará…

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P.D: La serie de libros Para Dummies son propiedad de Wileys Publishing, Inc.,  Por favor no me demanden… Más bien pueden contratarme                                                                              

Imagen: Corbis

martes, 5 de junio de 2012

Nos gusta lo que nos hace daño


Está dedicado la comida… Sobre que pensabas que iba a escribir ?



Aunque todavía soy muuuy joven y estoy en la mejor época de la vida que son los treintas, no puedo negar que hay cosas que antes hacia y que ahora mi cuerpo ya no resiste.  (Ojo no me refiero a posturas sexuales). Lo digo porque tengo ligeras diferencias con algunas partes de mi aparato digestivo, por ejemplo a mí me gusta la comida chatarra,  pero mi colon es demasiado refinado para tolerarlo.  Otro de mis hábitos sedentarios era el tomar tinto en grandes cantidades por aquello del frio y de mantenerme activa, acompañándolo con una deliciosa barra de chocolate.   Pero en días pasados mi organismo se convirtió en una bomba y fue entonces cuando mi cuerpo exclamó: “O paras o te va a ir muy mal”.  No quisiera recordar el malestar y la molestia que sentí, estar enfermo es desagradable porque uno se encuentra débil e impotente, fue tan horrible que ni siquiera le deseo ese dolor a mi primer novio.                                                  

Y el cuento no acaba solamente tomándome juiciosa las medicinas para esperar pacientemente mi mejoría, era lo que vendría después, ya que lo que más duro fueron las palabras del Médico (Que no eran nuevas para mí) “Debes empezar a cuidar tu alimentación, comer sano, eliminar el café, los chocolates, las hamburguesas"… Mejor dicho luego de aquella conversación, el dictamen era que solo podría comer alpiste, lechuga y cereal.   El hecho de imaginarme una vida sin mi tinto en las mañanas, mi postrecito después de almuerzo, o las noches de queso con vino fue traumático para mí, e inevitablemente me puse a filosofar y comparé la comida chatarra con una relación dañina.

La torta de chocolate se parece tanto a esas personas que son deliciosas, empalagosamente encantadoras y que mientras más capas de dulce veneno saboreas, más son los deseos de comerla, pero obviamente sabemos que el exceso traerá una diarrea segura,  la fuerza de voluntad de putas hace que no paremos a tiempo, por eso viene el dolor de estomago e indiscutible el del corazón. Al igual que con la comida hay cosas que no podremos tragar y tarde o temprano sufriremos de indigestión. Ese fuego que nos causa un individuo pesado no se calma con laxantes.

Si fuera por mí, elegiría un perro caliente en vez de verduras, pero sé que terminaría enferma.  Así mismo en temas de sentimientos es mejor pensar a largo plazo por el bien de nuestra salud… emocional.  Si hay una persona que nos encanta, pero tiene comportamientos nada sanos, debemos tener fuerza de voluntad y escoger la ensalada.  (Claro que el chorizo grasocito una vez al año no hace daño)

No niego que extraño los mecatos, los carbohidratos y el frito,  pero afortunadamente  existen alimentos saludables y que no son tan aburridos como uno podría creer cuando le mandan una dieta. No hay que ser extremistas pensando que tooodo lo rico es lo que nos cae mal.   Aunque todavía no me lo crea y esto sea un pajazo mental,  siempre habrá opciones buenas y sobre todo sanas… Podemos vivir sin el azúcar y sin los hombres que nos causan diabetes. 

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Imagen: Corbis