jueves, 25 de octubre de 2012

El pasado no tiene nada nuevo que contarme


Un día decidí seguir adelante, levantar la cabeza y alejarme de todo lo que me recordara a ti.  Porque sabía, que a pesar de los muchos instantes bonitos que vivimos, tenían mayor peso aquellas actitudes tuyas que me hacían daño, y que de forma no tan graciosa  yo les llamaba “las chiripiorcas”.  Te quise mucho, pero más me quiero a mi misma.

Me obsesioné en sanar rápidamente mis heridas  y quise conseguir una armadura medieval, más un kit de costura que incluía parches, agujas e hilo para remendar mi corazón roto, pero luego entendí el significado de la famosa publicidad de una tarjeta de crédito, que hay cosas que el dinero no puede comprar, para todo lo demás existe …el tiempo.

A veces cuando hace frío, me hacen falta los arrunchis de esos fines de semana juntos, pero en otras ocasiones me vienen a la mente las discusiones de cuando adoptabas cierta pose existencial, en la que yo terminaba diciéndote: Y tú quien te crees, Hamlet?  …Pero bueno, lo importante es que cada vez te pienso menos.

Me fui de viaje muy lejos a recargar energía, me refugié en el trabajo que por cierto es mucho, robustecí mi parte espiritual, además tuve la fortuna de contar con unas amiguis maravillosas que siempre estuvieron allí.

Y simplemente una mañana de aquellas, me levanté sintiéndome fuerte, mi sonrisa volvió a ser la de antes, pensé que mi mundo se reconstruía y que sobre las ruinas de mi despecho, aparecía un futuro extraordinario. 


Pero no sé, qué bicho te picó, ni porque después de tantos meses empezaste a buscarme, si tú mismo insististe en tomar distancia, por tanto yo respeté tu decisión y seguí mi camino, pues seré de todo, menos intensa.  Soy lo bastante inteligente como para no quedarme en un sitio en donde no me quieren.

Me confunden tus mensajes,  pues a pesar de mi aparente dureza y aunque el 95% de mí, dice una cosa, la otra pequeña parte restante siente que te extraña ( No soy de palo).  Al mismo tiempo me saca la piedra ver el sancocho de emociones que se están produciendo en mi. Quisiera tenerte en frente y decirte unas cuantas verdades, porque no tuvimos el espacio para cerrar el ciclo, pero así mismo, siento miedo de ceder a la nostalgia y caer como una estúpida.

Le doy demasiados giros al asunto y luego de pensar y re-pensar, concluyo que prefiero estar sola pero tranquila y eso vale más, que tener a alguien al lado que me haga infeliz.  Como música de fondo suena una canción de Adele (Que por cierto me pega) y con una mezcla de guayabo pero llena de valentía, decido dar la vuelta a la página, porque no me interesa correr el riesgo de volver a lo mismo que alguna vez me hizo daño, como un fantasma del pasado, te despido de mi vida… Sin mirar atrás.

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Imagen: Corazón Vladdo, Corbis

sábado, 13 de octubre de 2012

Cupido no estaba muerto



Recuerdo que en cada nochebuena, yo esperaba con gran ansiedad que el niño Dios me dejara los regalos en el borde de la cama. Hasta que una vez con la curiosidad propia de mis 8 años, se me dio por abrir el ojo derecho y la sorpresa que me llevé, fue descubrir que el benefactor de los cielos, era nada más y nada menos que mi papá en boxer y chancletas.
Luego que até cabos, entendí porque nunca me llegaba el control de televisión mágico para meterme en mis películas favoritas, que todos los años insistentemente pedía. Y siendo una impúber, tomé la sabia decisión, que desde aquel instante no tragaría entero y empecé a dudar sobre la veracidad de algunos personajes como la Cigüeña y el ratón Mickey.

Por eso no me creí de a mucho, ese cuento del niño en pañales que andaba haciendo de las suyas con un arco y varias flechas, al que algunas amigas le echaban la culpa de sus desgracias o por el contrario de su buena suerte, con frases como: Nooo Cupido se olvido de mí,  o estoy segura que ese tipo quedó flechado.  En conclusión le dieron todo el poder de su vida amorosa a un ser mitológico que es tan real como una zebra de rayas moradas.

Si este señor existiera en tiempos modernos y tuviera una empresa,  no quisiera estar en su lugar, ya me imagino el colapso en el Departamento de Servicio al Cliente, con una tonelada de quejas y reclamaciones: Por haber desatinado con el tipo incorrecto que obviamente no nos gusta y el que nos encanta seguramente está enamorado de otra. Por sus métodos tan arcaicos, ya que habiendo tantas armas que aseguran una mejor puntería, el sigue utilizando unas flechas maricas.
De la presión tan grande que pesan sobre sus hombros, (Es llamado el francotirador más malo del mundo) es de suponer que ya se volvió un borracho, lo que empeora su pulso, que debe ser, el de un maraquero y ni hablar de esas rumbas que se pega, pueden durar semanas enteras y por eso se pierde unas buenas temporadas. Ya empezó a correr rumor de su fallecimiento.
Aprovechando la ausencia de este personaje, tomé su lugar y decidí aplicar mis conocimientos de marketing y explorar nuevas estrategias; quitando el uniforme de pañal porque daba impresión de que siempre la andaba cagando, además experimenté con métodos más agresivos como la utilización de granadas, bastante efectivas para que algunos tipos reaccionaran.
Cuando ya me estaba emocionando con mi nuevo trabajo, pues me creía la dueña y señora de mis sentimientos, y solo yo era la responsable de mis amores y mis desengaños. Aparece el angelito panzón lleno de vida y contento, cortándome las alas de mi imaginación, lo cual fue mucho peor, que cuando supe lo de mi progenitor usurpando la identidad del niño Dios. Me pasó como la canción: Cupido no estaba muerto… andaba de parranda.


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