Aunque no soy una rockstar o presidente de ninguna
nación, me considero una persona bastante ocupada y siempre tengo muchas vainas
por hacer. Es más, no recuerdo cuando
fue la última vez que dije, “Huy que aburrimiento”. Pero a diferencia de los
que llevamos una vida a mil por hora, existen otras personas que tienen
bastante tiempo libre y deciden invertirlo en el chisme. Y no los culpo, es que
la vida de algunos suele ser tan aburrida, que les toca hablar de los demás,
para ponerle un poco de emoción a la suyas.
Durante mucho
tiempo fui el blanco de los murmuradores y sus maravillosas preguntas del millón:
Porque tan bonita y tan sola?, Cuando es que vas a conseguir novio? … Claro que
a mi siempre me importó cinco lo que me dijeran y lo que pensaran, pero mi
pobre mamá si llegó a perturbarse con la situación, hasta el punto que me
inventaba novios en Estados Unidos, para que algunas de sus disque “amigas” la
dejaran en paz.
Ingenuamente creí que al cambiar mi estado civil se acabarían los
comentarios, pero me equivoqué, pues me doy cuenta que el público enardecido
siempre querrá más. Ya me han preguntado que si mi novio y yo, no nos pensamos
casar, que si hemos hablado de tener hijos, Etc, Etc. Y yo les respondo
con dos interrogantes, ¿Es que acaso no conocen el refrán de tomar las cosas
con su avena y su pitillo? ¿Y por qué les importa tanto mi vida?
Hasta hace poco
no sabía que esta forma de chismorreo era llamada acoso social, y es propia de la gente que además de ser bien
desocupada, tienen una mente que parece de otra época, más exactamente del
siglo XIX. Y no importa el estado civil que tengas, ya que para ellos no será
suficiente, si tienes un hijo querrán que tengas dos, si te ennoviaste, dirán: por fin se consiguió uno que la aguante,
o si eres separada y empiezas a rehacer tu vida, automáticamente te colocan el
letrero de vagabunda… Pero como dice
una amiguis: ¿Es que acaso ellos me pagan
el colchón donde me revuelco?
Aunque no exista una ley aprobada por el
“honorable” Congreso de la republica, desde que tengo uso de razón (Y de locura
también) existen prejuicios que no están escritos en papel pero que durante años han regido la sociedad, como
si fuera una obligación casarse a cierta edad y llenar el planeta de hijos para
seguir contribuyendo a la sobrepoblación.
Apoyo al 100% a la treintañera que no
ha encontrado el amor de su vida y que además no tiene afán, a la que elije ser
perra, pues ella verá que hace con su cuca, y respeto a la que se casó pero que decide no
tener hijos. La verdad es que lo primero
que debemos hacer es buscar la felicidad, por tanto no recomiendo desperdiciar
nuestros preciosos minutos complaciendo a los demás. Que cada quien haga lo que le venga en gana
sin darle explicaciones a nadie. (Siempre y cuando no se lastime a otros)
Y para aquell@s
acosadores sociales, les doy una pildorita para que la digieran antes de
acostarse en sus aburridas camas (Que solo las usan para dormir). No me interesa tener un anillo de compromiso y
si les muestro mi mano, a ustedes partidas de chismosos, será para que miren el
color del esmalte de mis uñas o mejor aun… para
enseñarles el dedo del medio.
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