La Teoría dice que los hombres olvidan más rápido que las mujeres...

El famoso físico Albert Einstein decía “No guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en un bolsillo”, revelando que este importante señor de cabellos blancos y despelucados, además de descubrir la Teoría de la Relatividad, también conocía de la Teoría de la practicidad. …Bueno debió conocerla bien porque era hombre y en ese campo, ellos están a años luz de nosotras las mujeres.

Aunque no esta científicamente comprobado, muchos testimonios llevan a creer que podría ser cierto que los hombres olvidan más rápido; siendo el caso de las mujeres algo así como el poema de Neruda que dice: Es tan corto el amor y tan laaarrrrrrgo el olvido.
Pues mientras la memoria de una mujer parece sacada de un capitulo de los Picapiedras en donde los cuadernos eran una roca y luego a punta de clavo y martillo, se escriben todos los recuerdos e información (Y obviamente por ser tallado queda una marca bien profunda). Los hombres tienen tecnología de punta, ya que su memoria es similar a un computador en el que simplemente formatean su disco duro, como quien dice borrón y vieja nueva, (Perdón cuenta nueva) su capacidad de olvidar es más eficiente y sistematizada que la nuestra y esto los hace más prácticos. De allí nace la Teoría de la practicidad.

Luego de una ruptura, o despedida, nosotras las mujeres pasamos por varias etapas, siguiendo un Viacrucis de Duelo, en donde la primera parada consiste en la estación de la ira, pues sentimos rabia hacia la otra persona, las emociones se encuentran a flor de piel y se tiene la cabeza caliente; Luego llegamos a la segunda estación, que es la tristeza, en donde se llora y se lamenta por lo perdido o por lo que nunca se pudo consolidar, es la etapa con mayor cantidad de lágrimas. En la tercera etapa se busca a los amigos, en donde es importante el apoyo de estos, pues te dan ánimos, te recuerdan lo linda, valiosa y especial que eres y lo idiota que es tú EX. (Independiente de quien la haya embarrado para tus amigos eres la mártir) En la cuarta estación el paso a seguir es de la respectiva borrachera, y al día siguiente luego del guayabo físico y moral, procedemos con la salida a un centro comercial, en donde la victima será tu tarjeta de crédito o tú cabello, en el caso de que decidas hacerte un cambio radical de look. Y como última estación te encuentras con la culpa, en donde te preguntas que pasó, porque no funcionó, será que hiciste algo mal? Que a mi parecer es la más peligrosa de todas las etapas, porque es un taladro para la autoestima.

A la mujer este periodo de duelo, le puede durar semanas, tal vez meses y si son igual de traumáticas que yo, pueden ser años. Mientras que el hombre en cuestión de un breve lapso, se levanta y sigue su vida, tal vez con la filosofía de un clavo saca otro clavo, (buscando clavar y clavar), pues al poco tiempo ya se encuentra saliendo con amigas, y con la excusa de que hace poco terminó una relación y no quiere nada serio, aprovecha para desquitarse de los años de “monogamia” que tuvo que sobrellevar con su EX. (En donde desafortunadamente en los encuentros casuales de amigos con derechos, casi siempre las que llevan las de perder somos las mujeres, ya que todavía no hemos aprendido a desconectar la cuca del corazón (Esto es frase de mi Bioenergético)).

No pretendo criticar a los hombres, ni mucho menos, pero escribo esto con un ligero sentimiento de envidia... pero de la verde y grande!!! Pues a veces quisiera ser tan práctica como ellos en algunos aspectos, sobre todo en lo de hacer borrón y cuenta nueva, lo cual es beneficioso porque no te deja alimentar sentimientos o emociones que luego pueden generar la nostalgia de una segunda ausencia.

Pero pensándolo bien caras vemos corazones no sabemos; y a lo mejor con vida y
novia nueva, Tal vez en el fondo de la CPU de los hombres, todavía se guarde un ligero recuerdo de lo que fue, o de las cosas aprendidas y vividas con nosotras. En lo más profundo de mi ego, quisiera que fuera así y que todavía quedaran algunos archivos con mi nombre, en su papelera de reciclaje.

Pero es algo de lo que nunca vamos a estar seguras con los hombres, primero porque la Teoría de la practicidad no está comprobada y los hombres a diferencia de nosotras que expresamos con mayor facilidad nuestro dolor, llevan la procesión por dentro... o en un bolsillo como dijo Albert Einstein.

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