Lo de ser puta en la cama, no es solo para este sábado de amor y amistad, hay que serlo siempre!!

Hace algunos años, iba en un taxi con una gran amiga y esta me contaba de sus desventuras amorosas, pues se había enterado que su novio le había sido infiel, lo cual era algo bastante doloroso y triste. Aunque en realidad lo verdaderamente frustrante para ella, era que le habían puesto los cachos con una mujer menos bonita (Así que en la telenovela también estaba incluido el dolor del ego). Mientras mi amiga se quejaba y cuasisollozaba, el conductor del taxi metiendo la cucharada en la conversación dijo: “Ustedes muchachas me van a disculpar que yo les diga esto, pero es que muchas veces las mujeres bonitas son solo eso y nada más, en cambio esas feitas que uno ve por ahí, son una maravilla porque hacen de todo en la cama”.

En su sabiduría popular el taxista dijo algo muy cierto, en la cama no importa si eres alta o bajita, delgada o voluptuosa, hasta puedes ser la mujer más fea, pero si te entregas con pasión, vives el momento y tienes el interés de darle placer a tu pareja; en temas de alcoba eso mejor que cualquier Natalia París.

La monotonía, el tedio, el trabajo, los hijos y un montón de cosas más van acabando poco a poco la pasión en una relación; o el exceso de confianza como le pasó a mi amiga que se creía mejor por ser bonita. Es triste cuando se llega al punto de literalmente dormir con alguien y que ya no nos inspire deseo o viceversa.

De vez en cuando hace bien dejar a un lado los prejuicios que nos inculcaron las monjas del colegio, que tanto daño nos hicieron en ese aspecto, pues nos mostraron el sexo como algo sucio, a sabiendas de que bien utilizado es un instrumento de comunicación y que fortalece lazos, pero sobre todo se pasa bueno !!

Lo ideal es que esta pasión no sea una explosión momentánea de las festividades de amor y amistad creadas por el Mercadeo, en donde el ganador indiscutible es el comercio. Esto debería convertirse en un estado constante, en el que poco a poco nos vayamos desprendiendo de la mojigatería, pues se debe comprender la naturaleza masculina, ya que los hombres son más visuales, imaginativos, pero sobre todo unos enfermos y de vez en cuando hay que premiarlos con alguito. (Si se portan bien, claro está)
Más a menudo debemos convertirnos en zungas, como esas que se paran en las esquinas a medianoche, de falda corta, botas largas y faenas intensas. Hacer el ejercicio de colocarnos una peluca, vestir un disfraz y pintarnos los labios de rojo…así sea que en cinco minutos nos vayan a desvestir. Regalar de vez en cuando un masaje con aceite, un baile erótico a la luz de las velas y al final muchos besos en la espalda.

Recuerden lo que dijo mi amigo el Taxista: Por muy bonita o por mucha dama que intentemos ser en la sociedad, eso de nada va a servirnos en la cama.

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Cortesía Imagen Corbis